Al llegar al Taller Osorio, Don Donald Edgardo nos saluda alegremente y nos invita a pasar a su casa. A pocos metros de donde sus ayudantes trabajan en los carros, podemos ver la entrada a su vivienda, modesta y cuidadosamente adornada con plantas y flores. Al ingresar nos cuenta que el lugar no siempre fue así y que en un principio nadie hubiera creído que ese terreno se convertiría en lo que es hoy. A su modo de ver, para Donald un nuevo cliente es una nueva amistad, alguien con quien se forma una relación que tiene un valor humano mucho más grande que el simple valor monetario. Esto fue un factor importante para mantenerse perseverante en la construcción de su taller, ya que en las cercanías vivían sus primeros clientes, los que él ahora considera grandes amigos ya que fueron los que le ayudaron de diferentes formas a realizar su proyecto.
“Los clientes se convierten en amigos, muchos de ellos me ayudaron a darle forma a lo que un día solo era un sueño”
A los pocos minutos conocemos a Dani, el hijo mayor de Donald y quien es su inspiración para seguir adelante. Su más grande deseo como padre es que en un futuro no le falte nada a su hijo y que todo lo que ha construido y sigue construyendo día a día sea un instrumento para ese fin.
“Así es el día a día, entre el taller y las terapias que él necesita, pero él es quien me motiva todos los días, él es mi motor.”
Donald Edgardo siempre tuvo una pasión por los automóviles, desde pequeño trabajo en el taller de un familiar, estudió Mecánica Automotriz en Santa Ana y hace 14 años emprendió el sueño de tener su propio taller, ese mismo año contrajo matrimonio con su esposa. El diario vivir de estos padres es entre el trabajo en el taller y el cuidado de Dani y su hermano menor José Alfredo. Don Donald nos dice que está seguro de una cosa: La calidad del trabajo y la sinceridad con los clientes han sido la clave para que el taller haya ido creciendo afirmando así que la vida nos devuelve lo que cosechamos.
“Lo más gratificante es que el cliente se vaya feliz, saber que va a regresar y que le va a contar a otros de la calidad del trabajo del taller”
Con esta misma actitud positiva nos habla de la familia que ha formado junto a su esposa donde el amor por sus hijos, el esfuerzo y la perseverancia han triunfado sobre toda adversidad. En Econoparts nos sentimos honrados al ser recibidos por la familia Osorio y poder escuchar la historia de un padre ejemplar que pieza a pieza fue construyendo un taller y un hogar, ese lugar que en el pasado era solo un sueño y donde ahora nos recibe amable y sonriente, como a un cliente más, como a un amigo más.
Estas son las historias que nos mueven, este es nuestro motor humano que nunca se detiene.